viernes, 11 de noviembre de 2011

La Daga de Cobre: Capitulo XXVI (Final)


Bienvenidos! El último capitulo de La Daga de Cobre, "Estrella Federal"! Las llamas del pasado forjan la hoja del futuro!
Proximo, una nueva saga!


                             
                                    XXVI

Estrella Federal

Después de que Tormenta se hubo ido, el gaucho y Don Bruma quedaron juntos, frente a frente. Una figura escarlata, la otra azulada, recortadas bajo un valle iluminado por la luz de la luna. Había llegado el momento de su duelo.
- No es tanto con vos sino con tener un duelo con el último Infernal. El último gaucho autentico. Es una pena que ya no queden mas como vos o yo. Rezagados por el cambio de era. Cuando el Virreinato murió, comenzaron las batallas y hombres que antes vivían en paz tuvieron que alzarse en armas. No todos eran hombres de campo, algunos simplemente vivían en las pampas sin ambiciones y terminaron arrastrados por la violencia. Criollos contra realistas y ahora unitarios contra federales. Siempre habrá divisiones y violencia, siempre habrá quienes sean arrastrados por ellas. Yo lo perdí todo por esa violencia: perdí mi hogar, perdí mi familia, incluso perdí mi identidad. Olvide quien era por completo. Deje de ser un hombre y pase a ser solo Don Bruma, un alma perdida en la niebla. Así terminé en el sur de Bolivia y aprendí las artes del nakaq. Ahora no tengo más voluntad que el sabor de la grasa, el camino del pishtaco. Por eso deseo un duelo con el último exponente de una era perdida. Un autentico hijo de las pampas.
- Jeh.
- ¿Que te causa gracia?
- Nada. Es solo que hace bastante otro me dio un discurso parecido. Usó el cambio de era como excusa para su propia sed de sangre. Vos sos igual. Le echas la culpa a la violencia y a las divisiones pero lo cierto es que el único responsable de que perdieras el rumbo fuiste vos. Como le dije al otro, las eras cambian pero los hombres no. Sea en el campo o la ciudad, sean unitarios o federales, infernales o pishtacos. Todos deseamos lo mismo, vivir por nosotros mismos.  Así que tu discurso no me impresiona en lo mas mínimo. ¿Querés un duelo? Bien, me parece perfecto. Una autentica topada es justamente lo que andaba buscando!
(...)

                      XXVI

Estrella Federal

Después de que Tormenta se hubo ido, el gaucho y Don Bruma quedaron juntos, frente a frente. Una figura escarlata, la otra azulada, recortadas bajo un valle iluminado por la luz de la luna. Había llegado el momento de su duelo.
Don Bruma sacó su cuchillo curvo y relamió la hoja. El gaucho en tanto permaneció estoico.
-Antes de empezar...- dijo- quisiera saber por que estas tan interesado en pelear conmigo.
- No es tanto con vos sino con tener un duelo con el último Infernal. El último gaucho autentico. Es una pena que ya no queden mas como vos o yo. Rezagados por el cambio de era. Cuando el Virreinato murió, comenzaron las batallas y hombres que antes vivían en paz tuvieron que alzarse en armas. No todos eran hombres de campo, algunos simplemente vivían en las pampas sin ambiciones y terminaron arrastrados por la violencia. Criollos contra realistas y ahora unitarios contra federales. Siempre habrá divisiones y violencia, siempre habrá quienes sean arrastrados por ellas. Yo lo perdí todo por esa violencia: perdí mi hogar, perdí mi familia, incluso perdí mi identidad. Olvide quien era por completo. Deje de ser un hombre y pase a ser solo Don Bruma, un alma perdida en la niebla. Así terminé en el sur de Bolivia y aprendí las artes del nakaq. Ahora no tengo más voluntad que el sabor de la grasa, el camino del pishtaco. Por eso deseo un duelo con el último exponente de una era perdida. Un autentico hijo de las pampas.
- Jeh.
- ¿Que te causa gracia?
- Nada. Es solo que hace bastante otro me dio un discurso parecido. Usó el cambio de era como excusa para su propia sed de sangre. Vos sos igual. Le echas la culpa a la violencia y a las divisiones pero lo cierto es que el único responsable de que perdieras el rumbo fuiste vos. Como le dije al otro, las eras cambian pero los hombres no. Sea en el campo o la ciudad, sean unitarios o federales, infernales o pishtacos. Todos deseamos lo mismo, vivir por nosotros mismos.  Así que tu discurso no me impresiona en lo mas mínimo. ¿Querés un duelo? Bien, me parece perfecto. Una autentica topada es justamente lo que andaba buscando. 
El gaucho miro a la luna por ultima vez, sintió el viento de la pampa, el viento de la libertad venirse hacia el. El aire revoloteó sus cabellos y el inspiró con fuerza el aroma de las pampas por primera vez en años, las mismas que lo habían recibido desde que abandonase las faldas del Tungurahua un hombre libre, hace tantos años. Se quedo de pie allí, respirando lenta y pausadamente, la escena asqueando sobremanera a Don Bruma. Terminado, el gaucho desenvainó un viejo facón plateado que había guardo en su noque durante años.
- Tu arma parece gastada. ¿Seguro que no querés ir a buscar la Daga del Potosí?
- No. Durante diez años estuve dependiendo del poder de la daga de cobre. Dejándome cegar por su ansia de combate pero ya no más. Por primera vez en muchos años lucharé con mi propia fuerza, como un autentico Infernal.
- Por mi perfecto pero harías bien en no sobrestimarte. ¿Querés saber porque los nakaq despellejan a sus victimas? No es para hacer jabones como todos dicen sino para alimentar nuestras hojas- y entonces Don Bruma  hizo girar su daga curva y creó una lengua de fuego que quemó en circulo a su alrededor.- Un antiguo  arte de combate oscuro, el” Piyun Huallallo Carhuancho”. Un antiguo arte inca contra un estilo de esgrima criollo de los tiempos coloniales…veamos quien es superior!!!
Sus hojas chocaron entre si, envolviendo sus puños en fuego. Don Bruma retrocedió y comenzó a atacar con sablazos aleatorios que cortaban y quemaban a la vez.
¡K´umuykukuy Huallallo Carhuancho!
El gaucho logró cubrirse con su poncho y evitó quemaduras graves pero sufrió cortadas en sus piernas y brazos. 
Don Bruma rió de satisfacción. No se había emocionado así en años. El gaucho se apoyó en una mano y atacó.
¡Estilo Estrella Federal! ¡Refocilo Boli…
Pero Don Bruma detuvo el ataque.
- Tu alumna ya me mostró esta técnica… ¡¡¡Deberías haber consultado con ella primero!!! 
Don Bruma se cubrió a si mismo en flamas, girando con su arma y rodeó al gaucho, haciéndole un profundo corte en la espalda.
¡Yupaychay Huallallo Carhuancho!
- ¡Vamos! ¿Eso es todo lo que podes dar? ¡Mostramé el verdadero potencial del Estrella Federal! ¡Quiero pelear con todo! ¡¡¡¡¡¡VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS!!!!!
El gaucho se sobrepuso al dolor, recogió su sombrero y dio un salto espectacular pero Don Bruma no se dejo impresionar.
- Todo muy lindo… pero por mas alto que vuele el mosquito…termina quemándose con las llamas!!!!
Don Bruma saltó a su vez y aunque su salto no igualaba la altura del gaucho si le dejaba una abertura perfecta. Incendió la punta de su poncho, convirtiéndolo en un látigo flamígero y golpeó al gaucho.
¡Suchiy Huallallo Carhuancho!
El golpe desestabilizó la caída del gaucho y Don Bruma conectó otro corte, ahora en el pecho. 
El gaucho cayó con fuerza y empezó a escupir sangre. Don Bruma no estaba satisfecho.
- ¿Eso es todo? Entonces lo que vi en la playa, ¿que fue? ¿Solo el poder de la daga? Es una pena. Creí que darías mucho más. Pero tu pequeña alumna es otra historia. En ella vi una chispa de furia, un gran potencial. Quizás dentro de uno o dos años pueda darme pelea. Supongo que esperare….
El gaucho se levantó y el brillo en su mirar era distinto, sus ojos recuperaron su color avellana original. La mirada que el gaucho tenía antes de sumergirse en el mar de violencia y sangre causado por la Anta Lluki.
El gaucho sacó su poncho y se lo enredó alrededor de su cuerpo, atravesado.  
Cubierto en llamas como un anchimayén, Don Bruma se abalanzó sobre el gaucho quien esperó hasta el último momento, hasta que la hoja de Don Bruma le atravesó el poncho y se clavó en su pecho.

Entonces clavó su facón en el brazo de Don Bruma, ensartándolo como churrasco de croto. El sonido de su brazo al romperse fue mas fuerte que su grito de dolor.
Estilo Estrella Federal…Refocilo Toruno…
Mientras Don Bruma se retorcía en el pasto, el gaucho explicó:
- En el Estrella Federal uno pone su propia vida en juego. Por tanto, el poncho y el facón son una extensión de mi mismo. No temo que lo atravieses. Ahora rendité. El duelo terminó. Tu brazo derecho esta destrozado, nunca más podrás volver a pelear. 
Pero la voluntad de Don Bruma era más fuerte que el límite de su cuerpo. Usando su propia cuchilla, se acomodó el hueso dislocado. 
- ¡CALLATÉ! ¡Yo también tuve que enfrentarme a las puertas de la muerte para dominar el Piyun Huallallo Carhuancho! ¡Arrojándome a los fuegos de las entrañas del Huaytapallana para dominar la flama azul del Ukju Pacha!
Don Bruma entonces liberó todo el poder de su hoja, envolviéndose en una flama azul.
- ¡¡¡Ahora enfrentaté a la flama del Saquisqakunata Chaskiq Huallallo Carhuancho!!!
La herida en la espalda del gaucho sangraba demasiado. Su cuerpo había llegado a su límite. El gaucho se preparó, se colocó el poncho en la mano izquierda y empuño el facón en la diestra.
A pesar de estar tan alejado, el viento de la pampa le dio una última caricia.
                           * * * * * 
Tormenta corrió a toda velocidad, convirtiéndose en un nubarrón que tragaba todo a su paso. Los vecinos de Mollendo escucharon el sonido de sus cascos, que parecían un ejército marchando a la guerra y corrieron a refugiarse en sus casas, cerrando puertas y ventanas. A pesar de su velocidad, Tormenta y Ariel llegaron cuando el duelo alcanzó su clímax. Don Bruma parecía una luz mala, envuelta en una llama azulada. El gaucho miró a Ariel y se despidió con una sonrisa sincera y amorosa. Ambos oponentes cargaron el uno contra el otro.
Ariel gritó por su maestro pero su grito fue ahogado por el choque de los cuchillos. 
                          * * * * *
Ariel se arrodilló junto al cuerpo de su maestro y Tormenta lanzó un relincho que era un llanto para su hermano muerto. Con el brazo destrozado y el cuerpo agotado, Don Bruma se le acercó.
- Ahí tenes el Anta Lluki… ¿No vas a tomarlo? 
- ... No. No puedo ganarte y si usase el poder de la daga ésta me consumiría.
- … entonces lo dejaremos para más adelante. Entretanto, haceté más fuerte y asegúrate que no te maten.
Y con una carcajada triunfante, Don Bruma despareció.
Las flamas consumieron el cuerpo del gaucho.
Ariel tomó su poncho colorado y lloró.
                                            * * * * *
Peralta estaba aterrado. Había sido convocado al salón de rituales y ahora estaba frente al mismísimo Triunvirato del Magno Oncoy. El Triunvirato eran los miembros más antiguos y poderosos, antiguos practicantes de brujería que habían presenciado los eventos de la Conquista. Sus vidas habían sido alargadas mediante el uso de medicinas y practicas ocultas pero el resultado fue que sus cuerpos habían sido deformados hasta el punto en que era difícil distinguirlos por género o por especie. Tantos hechizos de transformación los habían dejado en un estado inconcluso, con dientes de jaguar, alas de cuervo y lenguas viperinas.
Los ancianos, evidentemente, no estaban contentos con el fracaso de Peralta y sus quejas se mezclaban con siseos y rugidos. El Triunvirato hablaba en lenguas extintas, comprensibles solo para los oídos de los agentes del Magno Oncoy.
¿Has tenido éxito en tu misión?
- Macondo, esta es la peor de tus humillaciones.
- Macondo, permitiste que te humillaran e invadieran tu santuario.
- Macondo, ignoraste tu objetivo y las Armas del Potosí están pérdidas.  
- L…l…lo si…sient…siento muchísimo…pe…pero e…ella era muy fuerte y tenía la Daga del Potosí y y…yo…
-  ¡No! ¡No toleraremos excusa alguna!
-  ¡No! ¡La oportunidad de probarte a ti mismo ha pasado!
- ¡No! ¡Tu fracaso es irreparable!
- ¡NO! ¡¡¡Por favor!!! Pue…puedo compensarlo…puedo tenderle una trampa… todavía tengo hombres, contactos… puedo atraparle en el mar…
- Tus sugerencias no son necesarias.
- Tu castigo es inminente.
- Tu utilidad ha finalizado.
- ¡NO POR FAVOR! ¡Me necesitan! ¡¡Soy el hombre más importante de toda esta zona!! ¡¡Soy útil!! ¡¡So….
Una flecha plateada atravesó la cabeza de Peralta y su cuerpo estalló en llamas azules y violetas. 
- Lo que eres es una alimaña rastrera e inútil. Fracasaste en tu misión y por tanto ya no eres necesario.
La portadora del Antutua Pachapaqa Lusiru se hizo presente. La guerrera más valiosa d el Magno Oncoy, su campeona más poderosa. Su nombre en quechua era Taski Inti pero portaba el nombre cristiano de Soledad. 
-  ¿Has recuperado la pierna del Sapa Inqa?
 -  ¿Has dado muerte al gaucho? 
Soledad les enseñó la pierna de Inkarri, sacada del escondite en las afueras del pueblo donde Ariel y el gaucho la habían enterrado en espera de conocer la localización de la segunda pieza.  
Fue Soledad quien prendió fuego al hostal, matando a la pareja de ancianos, cuyas mentes habían sido nubladas por la magia del Magno Oncoy en creer que Soledad era su hija.
Soledad  recordó a Marta saliendo de las llamas y acariciando su mano como queriendo comprobar si estaba bien. Ninguna lágrima rodó por el rostro de Soledad. Solo caminó hasta las flamas, dejándose bañar por el fuego.
- La pieza del Sapa Inqa esta asegurada. El gaucho no murió por mi mano. Partió hacia un duelo del que no sobrevivirá. El legado del Estrella Federal morirá con el. Una extranjera se ha robado la Qullqi Chuki. He tocado la Anta Lluki. La voz del Hatun Cuzqui me habla. 
- Hecho está entonces.
- La resurrección del Sapa Inqa próxima está.
 - Y el complacido está con tu labor.

El Triunvirato entonces removió una tela, acercando la cabeza aun viva de Inkarri. La cabeza del rey hechicero inmortal recibió a Soledad en una lengua largo tiempo perdida, felicitándola por su éxito. A una orden suya, la pierna cobró vida nuevamente.

A lo lejos, una nube de insectos comenzó a formarse, amenazando cubrir el cielo.

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